Un reto interesante

OPINIÓN
Dpto. Comunicación SECOT

En estos tiempos de pandemia muchas de nuestras costumbres se han ido trastocando. La libertad de circulación se ha limitado en diferentes grados de invalidez motora que nos han llevado del enclaustramiento total a las salidas controladas por edades o por zonas. En la lucha contra el patógeno nos hemos tenido que embozar detrás de mascarillas de todo tipo, que en tantos casos nos recuerdan a las máscaras de pico de loro que se utilizaron contra pestes históricas como la bubónica de Sevilla en 1649 por citar alguna más cercana.


Uno de los fenómenos sociales a que ha dado lugar la Covid-19 ha sido el uso masivo de las comunicaciones telemáticas, las conferencias online, las     webinar, por medio de las cuales se iba paliando el forzado y precautorio aislamiento, generando un aumento considerable de uso de internet y las redes sociales, con el fin de salvar las distancias y lograr comunicarnos con nuestro entorno. La informática se ha convertido en un poderoso aliado gracias al cual hemos podido concluir el curso académico 2019/2020 por medio de la enseñanza virtual. Este proceso telemático nos abrió una innumerable gama de posibilidades que muchos de nosotros desconocíamos y que tuvimos que aprender para llevar a cabo nuestras clases y exámenes con un novedoso sistema no presencial. Sin duda los expertos en informática lo conocían, por lo que en broma algunos les apodamos los “brujos de la tribu”, pues nos sacaban a menudo de los difíciles atolladeros generados por los algoritmos y y que una buena parte de la población desconocíamos por completo.
En la apertura del nuevo curso académico 2020/2021 las universidades españolas se han enfrentado al reto de lo que se ha denominado la “enseñanza semi-presencial” que, de acuerdo con las circunstancias y los brotes pandémicos podría, en ciertos casos, constreñirse al exclusivo modelo online. Los vicerrectorados encargados de las Tics y las nuevas tecnologías tendrán que asumir el papel protagónico en nuestros sistemas de enseñanzas y estudios, potenciando el empoderamiento de las universidades públicas ante estos nuevos horizontes. Los modelos didácticos están cambiando y si bien no sabría deducir si ha sido la pandemia o simplemente el signo de los tiempos, podríamos apuntar que marchamos hacia nuevos prototipos pedagógicos basados en las nuevas corrientes telemáticas y a las universidades no les quedará otro remedio que adaptarse a los retos del presente siglo con el fin de no quedar desfasadas.
Es verdad que no hay mejor formación que como profesores podemos brindar a través del contacto personal, vis a vis, pero debemos reconocer, incluso con cierta nostalgia de la enseñanza presencial, que en la medida en la que vayan surgiendo modelos de enseñanza online resultará conveniente para la buena salud de nuestras altas casas de estudio el no quedarnos desfasados.
Sin duda, van a surgir nuevos competidores que llevan la ventaja de la experiencia y de años controlando el mundo de la red internet y van a acceder a la enseñanza telemática con mayor rapidez y eficacia. Un ejemplo de ello es la propuesta de Google Career Certificates que ofrece la posibilidad on line de “aprender habilidades listas para el trabajo con el fin de comenzar o avanzar en carreras en campos de alta demanda” y a través de estos “certificados de Google” se conecta al candidato con los principales empleadores, lo cual genera un polo de atracción laboral.
Si, como ya hemos comentado en alguna otra ocasión, nos preocupaba la deriva universitaria con la tendencia a convertirla en un sistema de colocación y búsqueda de empleos en detrimento de la formación holística de fondo, ahora se suma la competencia de empresas privadas que insisten sobre esta tendencia y que pueden llegar a socavar la enseñanza pública universitaria.

El reto está servido. Nuestras universidades tendrán que hacer un esfuerzo de reciclado. Sin perder su naturaleza académica de formación superior, tendrán que buscar y encontrar las estrategias con las que enfrentarse a la competencia de empresas privadas, que con gran experiencia on line van a generar incertidumbre en la juventud que deberá enfrentarse a un mercado inseguro. Ante esta tesitura, la formación universitaria debe dotarles con las suficientes fortalezas para afrontar su futuro.

Se presentan tiempos complejos y de cambios radicales, en los que debemos estar atentos a las nuevas corrientes, con el fin de no despistarnos y quedarnos anquilosados en modelos caducos. Sin embargo, esto no debe debilitar el sentido profundo y la filosofía que ha nutrido al modelo universitario desde sus orígenes, que es el de la formación humanística y global, como nos indica el propio término de Universitas.