Edadismo o generación 20/21

OPINIÓN
Dpto. Comunicación SECOT

Cuando el escritor estadunidense Cormac McCarthy publicó en 2005 su novela “No es país para viejos” (No country for old men), que luego sería llevada al cine en 2007 por los hermanos Coen, estaba señalando, quizás sin desearlo, una premonitoria frase que recuerda a la discriminación por motivo de la edad. Tengamos en cuenta que la representación que una sociedad se hace sobre el envejecimiento se encuentra determinada por la concepción socio-cultural de lo que quiere entenderse como vejez y que ha variado considerablemente a lo largo de la historia.

Lamentablemente, tanto en el siglo XX como en el actual siglo XXI todavía existen remanentes que estereotipan a los ancianos, al punto que ha habido políticos que consideran que los viejos son una carga para la sociedad y los estigmatizan con una visión peyorativa de la ancianidad.
Esto es lo que se ha dado en llamar Edadismo.

Con razón señala Diego Hurtado, presidente de la Delegación de SECOT en Jaén, en un reciente artículo publicado en el Diario Jaén (17/06/2020) titulado Las relaciones entre generaciones ¿mito o realidad?: “Es obvio que el edadismo es una de las tres grandes formas de discriminación de nuestra sociedad, por detrás del racismo y el sexismo y que se trata de una corriente que crece a un ritmo, desgraciadamente, nada deseable ni conveniente (…) Resulta curioso y, no menos chocante, que los  partidos políticos, unos y otros y sin excepción alguna, al elaborar sus candidaturas electorales, especialmente para las elecciones municipales, alardeen y presuman de ‘apostar por la juventud’ y no cuenten para nada con las personas mayores que poseen una experiencia valiosa”.

Por tales razones, considero conveniente que comencemos a valorar la experiencia y la edad como un aval de conocimiento y sabiduría. Para ello propongo una nueva fórmula que titularía como la “Generación 20/21”, es decir aquellos que han vivido y superado el puente de pasar de un siglo a otro y que como tales, guardan en su haber una importante experiencia y, además, desean seguir siendo útiles a la sociedad de manera activa y efectiva e interrelacionándose con las nuevas generaciones a las que les tocará afrontar su siglo que es el veintiuno.

Como ha apuntado la periodista y antropóloga María Dolores Fernández-Fígares en el periódico Ideal de Granada (06/05/2020) en su artículo El dañino edadismo, “la solución que plantean para este problema es ya conocida desde hace tiempo en los ámbitos científicos gerontológicos: el contacto intergeneracional no debe perderse. En una sociedad sana lo natural es que convivan las generaciones y se enriquezcan mutuamente”.
Esta propuesta generacional que realizamos intenta resumir varios aspectos que deberían ser rescatables: a) la capacidad de haber vivido un cambio de siglo en plena actividad, lo que ha permitido a un amplio grupo de seres humanos, el haber sido testigos de un cambio de era o de un giro temporal o como mejor lo queramos llamar, un puente entre dos siglos; b) la carga de experiencias que avalan una vida llena de contrastes, con claroscuros que han permitido superar guerras, crisis económicas, desastres medioambientales, construir una familia, tener hijos, tener nietos y hasta bisnietos; en definitiva, una vida en el sentido estricto de la palabra; c) el hecho de que culminada su fase profesional y alcanzada la jubilación, desean seguir activos, generalmente en muchos casos como ejemplos de voluntariado y sin fin de lucro, con la mera satisfacción de ayudar a las nuevas generaciones; d) que se encuentran dispuestos a volcar todo su esfuerzo en generar lazos intergeneracionales con el fin de colaborar con las nuevas generaciones dándoles lo mejor que tienen que es su experiencia; e) muchos de ellos y de ellas han captado el dulce sabor de la pequeña sabiduría que se atesora en ese recodo del corazón y del cerebro donde se guardan los éxitos y los fracasos. Convendría aceptar que el cambio de siglo ha generado y sigue generando una nueva conciencia para aquellos que han sido capaces de cruzar este puente de la historia y encaramarse sobre un nuevo siglo que aguarda expectante renovadas epopeyas.
En la medida en que todos aquellos y aquellas que estén dispuestos a seguir adelante a pesar de los años se vayan integrando en esta Generación 20/21 se podrá establecer entre todos, jóvenes y viejos, una sociedad más justa y sobre todo feliz; hasta que les vaya llegando el punto final, el momento de la partida, en la cual podrán retirarse hacia los Campos Elíseos con la seguridad y la satisfacción de haber “servido”.
 

Juan Manuel de Faramiñán Gilbert
Senior de la Delegación de SECOT en Jaén

Esta publicación es una adaptación del texto original que el autor comparte con Senior OnLine. Puede acceder aquí a la versión completa