IKIGAI
Conozco a muchas personas para las que la jubilación, sobre todo la anticipada, supone un verdadero trauma que les provoca un estado de ansiedad permanente o una depresión profunda. Y es que se quedan sin referencias vitales como transmiten Valentín Fuster y Josep Corbella en el libro “La ciencia de la larga vida”. En él se incluye un interesante capítulo acerca de los territorios que poseen las poblaciones más longevas del mundo .Uno de ellos es Okinawa en Japón, donde la abundancia de gente mayor es atribuida, además de a una dieta sana y a la actividad física, a lo que llaman IKIGAI que puede traducirse como la razón para vivir o, con más inmediatez, el motivo para levantarse cada mañana.
Vivir sin IKIGAI, sin misión definida ,sin motivación, sin saber a lo que dedicar el tiempo, es vivir peor y , al final, tener una vida más corta .Por supuesto que es legítimo no hacer nada cuando uno ha dejado de trabajar formalmente, pero quizás no es aconsejable. Recuerdo la anécdota de la asistenta preguntándole a la Sra. de la casa: Voy a limpiar el salón ¿Qué hago con el Sr.? Un señor que él mismo no sabía qué hacer con la larga existencia que le quedaba por delante.
Evidentemente el empleo del tiempo libre de los jubilados ofrece muchas posibilidades. Se puede cultivar orquídeas, pasear al perro, aprender papiroflexia o llevar los nietos al cole .Pero quizás se puede hacer algo más. Me refiero a esa misión de transmitir los propios conocimientos y la experiencia adquirida a través de un proceso de enseñanza-aprendizaje que resulta útil y gratificante para todos. Es una pena que muchas empresas pierdan tan pronto su mejor talento mediante las prejubilaciones, pero es un desatino aún mayor que esa experiencia no se utilice en tareas formativas y se dilapide en la inoperancia. Hay varias asociaciones en España que intentan sacarle partido al trabajo de los mayores. Yo tengo el honor de presidir ahora SECOT (seniors españoles para la cooperación técnica),una institución en la que sus más de 1200 miembros tienen claro su IKIGAI: devolver a la sociedad ,mediante su enseñanza y asesoramiento, todo lo que han recibido de ella durante su vida.