Paradojas familiares
No hace mucho tiempo la familia en España estaba constituida sobre todo por los padres y sus hijos. Había más nietos que abuelos, varios hermanos en una misma unidad, pocos hermanastros, un par de suegros por cabeza en cada matrimonio, escasos hijos únicos… Los niños, normalmente varios, se tenían dentro del matrimonio que duraba más tiempo y cuando se rompía se hacía por separación de los cónyuges.
Ahora todo esto ha cambiado profundamente dando lugar a algunas paradojas demográficas. Vean algunas de esas situaciones.
Nunca hubo menos matrimonios y la forma de ruptura imperante es el divorcio establecido legalmente en 1981. Nunca las familias han tenido menos vástagos y nunca hubo tantos hijos únicos ni tan pocos hermanos como ahora. Los tiempos tampoco son buenos para las suegras porque cada vez hay menos aunque algunas tengan que serlo de distintos y sucesivos yernos o nueras. El envejecimiento plantea el problema del elevado número de personas que necesitan cuidados (los mayores) que a su vez son cuidadores (de sus nietos). Cuidadores y financiadores de las necesidades básicas que los padres no pueden atender.
Además ahora hay más abuelos que nietos y, a diferencia del pasado en que un padre tenía varios hijos, ahora hay algunos hijos que tienen varios padres. La caída de la natalidad y el envejecimiento explican la primera situación y el fenómeno de las familias reconstituidas el segundo. Un marido que se divorcia y se vuelve a casar acaba teniendo dos mujeres seguidas y sus hijos dos madres, una biológica y otra sobrevenida. Y estas familias provocan que nunca, como ahora, existan tantos hermanastros que pueden llegar a convivir bajo el mismo techo.
El panorama se completa con otras dos novedades: nunca tantos hijos son alumbrados fuera del matrimonio (41% en 2013) y nunca, como hasta ahora, han existido tantas familias con cuatro generaciones vivas. Como ven son muchos los cambios que hoy afectan a la demografía y a la familia española. Pero a pesar de todo sigue ahí, viva y evolucionada y constituyendo una referencia imprescindible y fructífera de nuestra sociedad .Como SECOT que a pesar de los cambios que experimenta se mantiene activo y útil como generador de buenas prácticas en las relaciones intergeneracionales.