Conciliación entre la actividad empresarial y la necesidad de formación
Todos cuantos participamos en tareas relacionadas con el fomento y divulgación de la cultura empresarial y emprendedora estamos de acuerdo en detectar la necesidad de formación en los pequeños empresarios y empresarias que, sin lugar a dudas, incurren en errores que en muchas ocasiones dan al traste con un proyecto empresarial en el que han puesto ilusión, esfuerzos y muchos sacrificios.
Su actividad, exclusivamente orientada a tareas de producción y venta, le impide por otro lado, unas veces por falta de tiempo y otras más por ignorancia y falta de formación, atender otras tareas esenciales de la gestión empresarial que pueden desencadenar la aparición de sucesos y consecuencias en nada agradables y determinantes para el fracaso de ese proyecto.
La observación nos permite detectar que un sinfín de: entes, entidades, organismos, organizaciones, fundaciones, corporaciones, consorcios,… tanto públicos como privados, repletos de personal y beneficiarios de los múltiples programas europeos con fondos sustanciosos, todos, absolutamente todos, en un afán un tanto discutible de dar destino, que no sentido, a dichos fondos y cubrir sus objetivos, se empeñan en organizar múltiples actividades de formación, en forma de cursos, seminarios, ponencias, etc. que, invariablemente, a la hora de llevarse a cabo, cuentan entre sus asistentes con un común y variopinto repertorio: técnicos de esos múltiples organismos y entidades, dinamizadores, orientadores, coordinadores, beneficiarios de programas, etc., …pero, en la mayoría de los casos, ningún empresario o empresaria que esté ejerciendo esa condición.
Es loable, sin duda, la intención, pero es evidente que la pretendida formación "no llega" por motivos obvios a los deseados destinatarios y por una razón fundamental: es imposible conciliar su actividad empresarial con su necesidad de formación.
Habría que hacer una sincera reflexión sobre esta circunstancia y buscar fórmulas que permitieran corregirla. ¿Por qué no nos paramos a pensar y procurar ver la "película"?: un pequeño comerciante, un artesano, un fontanero, un instalador, un diseñador, etc., etc., etc. (tanto hombre como mujer), ¿tienen tiempo y posibilidad de acudir a alguna sesión formativa que les venga bien para gestionar adecuadamente su negocio?. Después de 10,12 o más horas de actividad y dedicación, ¿hay horarios, ganas y posibilidades de recibir esa formación que tanto necesitan y que, posiblemente, evitarían el fracaso y cierre en más de un caso y en más de dos?.
La alternativa, ahora mismo, es impartir formación a "posibles interesados en emprender un negocio", que nunca han tenido experiencia empresarial, tienen un interés relativo y condicionado por la empresa, motivado por su situación laboral y de escasas expectativas de inserción y que, "…si cuentan con ayudas, subvenciones y demás prebendas" … a lo mejor se animan y montan un negocio con todas las orientaciones, indicaciones y demás colaboración de ese sinfín de asistentes pertenecientes a ese sinfín de órganos y organismos a que antes aludía.