La Responsabilidad Social es, primero, Individual

Firma Invitada
Dpto. Comunicación SECOT

Creo que muchos de nosotros hemos sido testigos directos de relevantes fraudes en el maltrato de la iniciativa de Responsabilidad Social Corporativa, y que ya va siendo hora de que, desde la sociedad civil, los propios directivos empecemos a reclamar actitudes que conduzcan a alcanzar una RSC global, sincera y honesta. Creo que tenemos que profundizar más. Para buscar la RSC global tenemos que validar primero que a nivel individual somos socialmente responsables. Quizás podríamos representar la relación entre la responsabilidad social corporativa y la individual como una fórmula matemática del tipo:

Es decir, la Responsabilidad Social Corporativa sería la suma de las Responsabilidades Sociales Individuales, desde el primer empleado hasta el último, de forma que sólo si todos los sumandos son positivos, podremos garantizar una RSC con mayúsculas.
Profundizando en las causas raíces que llevan al incumplimiento de la Responsabilidad Social Individual -porque a estas alturas ya deberíamos saber que siempre hay un directivo, una persona, un profesional detrás de un escándalo empresarial- pueden analizarse varios ejes alrededor de los cuales oscilan los planos de la integridad personal y profesional. El primer eje es el de la Sociedad-Estado, en el cual todos nos situamos, en función de nuestra capacidad, conocimiento, vocación y motivación.

El segundo eje es el de Creencias y Valores, siendo el tercer eje el de la Familia, Educación y Entorno. Y en todos ellos, cada uno de nosotros debe posicionarse, sin miedo, y entendiendo que ni nadie es perfecto ni somos robots, pero que al menos sabemos por qué línea andamos. Si sólo buscamos el enriquecimiento personal, sin creencias ni valores, pasando por encima de la familia y del entorno, probablemente como consecuencia de una débil educación, pues ya sabemos dónde terminamos: en una de las más profundas crisis, la primera del mundo globalizado, que afecta a muchas personas, como consecuencia de otras que han perdido sus referencias.

La responsabilidad clave de un directivo en momentos críticos no puede tener grises, aunque a su vida normalmente le falte color, es verdad. No se puede flotar siempre como un corcho, y en todas las ocasiones. Hay muchas decisiones en las que, naturalmente, podemos dudar, pero realmente a los equipos de dirección de alto valor añadido, a los competentes a largo plazo, se les identifica porque son capaces de reconocer que se encuentran ante una decisión de blanco o negro, de sí o de no, y deciden. Acertados o no, pero asumen su responsabilidad.

Para aquellos que no lo hayan vivido, que no se preocupen, que cuando les llegue el momento en el que se juegan su carrera en la empresa, el instante en el que tengan que escoger entre la nómina y la responsabilidad, entre la comodidad y la profesionalidad, percibirán claramente la necesidad de tomar una decisión. Para los que lo hayan experimentado, creo que saben bien a qué me refiero. No hay cantos: es cara o cruz.