Cortejo, enamoramiento y conquista

CARTA DEL EDITOR
Dpto. Comunicación SECOT

Sostiene José Antonio Marina que el enamoramiento es un fenómeno universal que sigue pautas análogas en todas las culturas. Intrigado por esta afirmación, me propuse buscar qué elementos se daban en común en las estrategias del cortejo que espoleando las ocurrencias, facilita las exigencia cognitivas del galanteo.

En mi camino hacia este conocimiento me pregunté si dichas fases –cortejo, enamoramiento y conquista– también se daban en la actividad de compraventa de empresas, actividad a la que dedican su vida laboral los gerentes de “prívate equities”, los banqueros de inversión y los asesores de empresas. Consultando con expertos en la materia, conocí el caso de una operación transnacional en la que empleados y accionistas de varias nacionalidades habían negociado durante meses la posible operación de compraventa de una empresa con miles de empleados. Tras largas jornadas de negociaciones, que   corresponden a las fases de cortejo y enamoramiento, los abogados de ambos habían producido un documento de más de cien páginas que recogía todas las condiciones en las que se ejecutaría la operación.

Los equipos negociadores de las partes habían alcanzado un agotamiento físico e intelectual ante las muchas diferencias entre ambos, como se ponía de manifiesto en el documento legal. Uno de los asesores tuvo la oportuna idea de proponerles resumir el documento en los puntos más importantes para intentar desbloquear la situación: Salieron 25. De forma rápida, fueron capaces de reconocer que en 21 de ellos estaban de acuerdo o, en otras palabras, sólo quedaban 4 puntos que negociar. Se dieron un plazo para ello y, en pocos días, firmaron la operación de compraventa. Se había producido la conquista.
El método anterior demostró que la inteligencia colectiva pudo triunfar sobre la individual por medio de la creatividad compartida. ¡Malos tiempos para la lírica!, que diría el conjunto musical valenciano Golpes Bajos, pues con demasiada frecuencia el bien individual prima sobre el colectivo como pasa en las burbujas financieras o inmobiliarias. En éstas, cada uno piensa que otro, menos listo, vendrá después de él para comprar más caro lo que éste ya compró demasiado caro. Me gusta mucho la definición de inteligencia de mi padre: Inteligente es aquel que es capaz de saber la altura que puede saltar y después … se conforma con saltar un poco menos.

No hay solución universal que sirva para todo, todos y en todos los tiempos, pero una receta sencilla puede ser empezar por querer saber dónde estamos, ver quiénes somos y escoger a dónde nos dirigimos. Seguidamente, dividir el problema en partes más pequeñas que distribuimos entre todos de forma que cada uno haga todo de lo suyo y nada de lo de los demás. Es la manera de conseguir una asociación en la que prime la inteligencia colectiva sobre la individual.