Francisco Javier Rodríguez
¿Cómo llegaste a SECOT?
Llegué por casualidad. Una noticia en prensa, una llamada, una chiquita extraordinariamente simpática y amable al otro lado del teléfono (Carmen Alemán), que, en un momento determinado da por hecho que asumo el reto de crear una delegación en Jerez, y yo, que además de tímido soy incapaz de negarle nada a tal derroche de simpatía, me hago la pregunta clave ¿Y por qué no?…
¿Qué te aporta?
Mucho. Muchísimo. La sensación de estar haciendo lo que debo. La satisfacción de tener el trabajo mejor pagado del mundo, pues no hay nada mejor que aquello que no pueden pagarte con dinero. Hasta entrar en Secot, sólo tenía esta sensación los días que iba a donar sangre, cuatro al año…
¿Es complicado seguir siendo activo tras la jubilación?
La pregunta está mal planteada: lo complicado es cerrar la persiana del cerebro, apagar la bombilla de las ideas, inutilizar lo que la vida tan generosamente nos ha cedido… Eso es lo complicado, lo absurdo, lo que no tiene sentido.
Una anécdota vivida en SECOT
Cada momento vivido. El privilegio de conocer a cada uno de mis 17 socios de Jerez. El de conocer el fantástico staff de la organización, con Mónica y Carlos a la cabeza, pero inmediatamente seguidos por todos vosotros, el privilegio de escuchar las ilusiones y los sueños de los jóvenes emprendedores, muchos de ellos extraordinarios, el sentirte arropado y querido por la gente, que tu pescadero te diga que te vio por la tele y que le encanta lo que dices y lo que haces%u2026
Si no fuera voluntario … Crearía un SECOT. Aunque tal vez estaría escribiendo mi segunda novela (la primera fue horrorosa) O estaría modelando arcilla con mis manos. O perfeccionando mis acordes de guitarra (la primera la tuve hace 48 años). O tal vez todas las cosas juntas. Cualquier cosa con tal de no quedarse sentado viendo la tele, viendo la vida pasar.
Un día libre ideal: Tengo la suerte de tener la playa a 30 minutos de casa. Sentarse frente al mar, cuando apenas hay nadie en la playa, disfrutar de ese cuadro plagado de azules y verdes siempre en movimiento y siempre quieto, un buen libro en el zurrón, los pulmones llenos de brisa marina y la piel inundada de sol, mi compañera a mi lado, disfrutando aún más que yo.
Un país … Noruega, Suecia, París, Roma…
Comida favorita: Un buen plato Alpujarreño, unas buenas migas extremeñas, un exquisito gazpacho o salmorejo…
Un sueño por cumplir… No es sólo uno… Ver a mi tres hijos felices y trabajando en aquello que realmente les apasione. Lograr adquirir algo del equilibrio y la sabiduría que algunas raras personas tienen. Sentir que he aportado algo de valor a los míos. Que, cuando me vaya, me echen de menos… Son muchos los sueños que tengo, que tenemos todos por cumplir, pero no importa, tenemos todo el resto de nuestras vidas por delante.
.