Innovación, Singularidad, Diferenciación
En cualquier tiempo la firme apuesta por la innovación, la singularidad y la diferenciación en el desarrollo de una idea empresarial constituye una, sino la que más, fortaleza de máximo valor e indudable eficacia para garantizar el éxito de la misma, pero es en los tiempos que vivimos actualmente, de zozobra e inquietud económica, cuando se hace más necesario aún el carácter de imprescindible para cualquier negocio que se emprenda, ya sea grande o modesto.
Cuantos participamos en tareas de asesoramiento empresarial, ya sea de modo profesional o voluntario y altruista, como es el caso de los Seniors de SECOT, tenemos que asumir como principio ineludible la tarea de trasladar a nuestros asesorados y, en especial, a los jóvenes que se inician como emprendedores, la necesidad de impregnar su idea de negocio o la actividad que desarrollan, de un carácter firme y sólido que reúna y acoja esas tres cualidades de manera permanente y en constante evolución, de manera que constituyan una sólida base de principios sine quanon.
Como observadores de la vida cotidiana y del mundo que nos rodea y del que formamos parte, comprobamos no sin estupor demasiados supuestos de negocios que se inician con una elevada y arriesgada inversión económica, echando el resto en instalaciones e imagen pero en los que no se atisba el más mínimo indicio de innovación, singularidad y diferenciación, respecto a otros negocios ya existentes del mismo o parecido sector de actividad y sí, en cambio, se observan defectos y errores arrastrados por otros empresarios instalados con anterioridad. Produce, repito, asombro y estupor y, también, augura malos presagios de sostenibilidad y viabilidad, con las desagradables y dolorosas consecuencias de todo tipo que ello trae consigo.
Se hace necesario, pues, apostar firmemente por la formación en esos tres aspectos ya mencionados acudiendo al estudio de disciplinas y materias relacionadas con el marketing, estudio del comportamiento humano, la observación de conductas, actitudes del consumidor, etc., y, especialmente, a través del conocimiento de mercados geográficamente distintos y con características psicográficas muy diferenciadas de los que nos rodean o tenemos muy cerca.
Es obvio que algo que puede resultar tan elemental como servir un vaso de agua y que, aparentemente, no ofrece posibles diversidades, se puede hacer de múltiples maneras. Descifrar y aislar aquella forma diferente y singular de lo habitual y normal, ha de constituir el reto permanente de un emprendedor innovador que pretenda asegurar el éxito y la continuidad de su empresa, posicionándole en una clara situación de ventaja respecto a sus competidores.