Mª Carmen Gutiérrez
¿Cómo y cuándo llegaste a SECOT?
Mi conocimiento de la existencia de SECOT fue a través de Joaquín Martí Llorens, padre de uno de mis amigos en Madrid. Nos veíamos una vez a la semana desde mi traslado a Bilbao. A finales de los 90 me insistió en que me incorporara definitivamente.
¿Qué te aporta este tipo de voluntariado?
Fundamentalmente cumple con la idea de ayudar. Al mismo tiempo te permite seguir aumentando tus conocimientos, la evolución del mundo empresarial, emprendizaje, así como la aportación que se hace hacia sectores sin ánimo de lucro.
¿Es difícil estar al frente, como Presidente, de una Delegación de Secot?
Para nada. Tenemos muy claro que una Asociación -y especialmente SECOT- es una absoluta suma de voluntades, con lo cual difícilmente se crean situaciones complicadas. Por supuesto que hay momentos donde se discrepa, pero siempre, siempre, se opta por la mejor forma de actuación.
Una anécdota vivida en SECOT…
Hicimos un asesoramiento para la instalación de una bolera. Tras un exhaustivo estudio demostramos al interesado lo inviable del proyecto. A los pocos días nos comunicó que el estudio le había servido para reflotar el negocio de sus padres -unos importantes almacenes de Bilbao-. Desde entonces nos tienen un cariño inmenso.