Más sobre pensiones
La inseguridad en el pago de las pensiones por el método del reparto que consiste en que los trabajadores actuales pagan las percepciones de los que ya se han jubilado, deriva del desequilibrio entre los cotizantes y los que reciben esa especie de salario post laboral. La tasa de soporte que define esa relación ronda hoy los 2 trabajadores por pensionista, un índice ya reducido que va a disminuir en el futuro por dos motivos: la longevidad creciente que provocará que los perceptores estén más años cobrando una pensión y la entrada, a partir de los primeros años de la próxima década ,de las generaciones del baby boom que multiplicarán el volumen de beneficiarios. Algunos cálculos anuncian que la suma de la mayor esperanza de vida y la llegada a la edad de jubilación de esos baby boomers, incrementará el número de pensiones en un 50 %.
Desde un punto de vista demográfico la mejora del desequilibrio pasa por aumentar el número de cotizantes. Promover la natalidad es una vía razonable, pero sus efectos solo se producirán a medio plazo. Además esa mejora ha de ser continuada porque si no provocará a largo plazo un nuevo desajuste. La inmigración corrige la relación en menos tiempo, pero no debemos olvidar que los inmigrantes también envejecen y se convertirán en pensionistas, por lo que las corrientes han de ser sostenidas y además numerosas. Y hay un tercer instrumento de atenuación del desequilibrio que podría ser el más eficaz. Me refiero al mantenimiento durante más tiempo de los trabajadores seniors en las empresas y las instituciones por la doble consecuencia que provoca: reducir los perceptores de pensiones y aumentar los cotizantes para pagarlas. Desgraciadamente estamos a años luz de las cifras que serían convenientes para provocar ese efecto. Tenemos sobre la mesa los recursos humanos disponibles, pero mientras siga imperando esa cultura de abandono temprano del trabajo no nos beneficiaremos de un dividendo demográfico que podría resultar tan valioso. Más aún que la inmigración, el aprovechamiento de la longevidad permitiría compensar la baja natalidad actual, al menos hasta que consigamos recuperarla.
Publicado en ABC